del taxi a tu puerta,
y tras la puerta, tu boca.
Pintemos la habitación,
ocultando el blanco,
y llenándola de color.
Si me dejas la pintura,
yo traigo el pincel,
y hagamos juntos,
promesas en la pared.
Tu nombre y el mío,
tus labios amenazando,
mi boca deseando.
Tus manos me desnudan,
me robas el pincel,
y ahora mi torso es pared.
Tu vestido es muy feo,
estarías mejor sin él,
y te lo arranco de la piel.
Los dos desnudos,
pintándonos el cuerpo,
fundiéndonos,
como el pintor y su lienzo.