Vuelve a llover sobre Madrid,
y hasta las calles me llevan hacia ti.
Busco refugio en cualquier(a) cerveza,
mientras todo se agolpa en mi cabeza.
Ni el mejor actor en la mejor película,
podría fingir que no hay nada que hablar.
Quizá pueda preparar un buen guión,
e imaginar que tu texto es mi perdón.
Se acerca la hora de verte,
aunque mi reloj siga parado en Infidelidad.
Lo que ayer eran tantas risas,
hoy es tu voz haciendo heridas.
En la Puerta del Sol también llueve,
y las gotas y las prisas se mezclan con la gente.
Mi ropa huele a cama extraña,
y todavía llevo alguna legaña.
Una mano detiene mis prisas,
un desconocido quiere regalarme un abrazo.
Pero mi respuesta es la huída,
ya acepté bastantes de un extraño.
El desconocido solo quería sumar,
y el extraño se reía al restar.
Las cuentas no me salen,
y tu sonrisa será la única que lo pague.